El consumo de drogas es algo siempre preocupante. Y es que, por definición, éste atenta contra la salud de la persona que las consume. Pero la preocupación es aún mayor, si cabe, cuando la droga en cuestión ha sido adulterada. En ese contexto, el consumidor no sabe a ciencia cierta qué está consumiendo y qué consecuencias se pueden derivar de ello. En este sentido, los expertos están detectando un incremento de las adulteraciones de las drogas tradicionales con nuevas sustancias sintéticas, identificadas bajo el acrónimo de NPS (New psychoactive sustances).

«La última alerta que efectuamos, hace dos semanas, fue la de una persona que consumió una pastilla supuestamente de éxtasis, de MDMA, pero en realidad el análisis reveló que se trataba de ALFA-PVP, conocida popularmente como flakka», explica a La Vanguardia Nuria Calzada, psicóloga y coordinadora estatal de Energy Control, el proyecto de reducción de riesgos de la oenegé Asociación Bienestar y Desarrollo. «Se están consumiendo estas drogas muchas veces sin saberlo, y esto es un problema», añade.

Precisamente, Energy Control emitía este sábado una alerta internacional relacionada con algunas muertes e intoxicaciones que tuvieron lugar en Melbourne (Australia) a mediados de enero por éxtasis adulterado. «Nos enviaron muestras que supuestamente eran las mismas que las que consumieron aquellas personas. Vimos que no era éxtasis. Había tres sustancias de las consideradas nuevas, con el peligro importante que eso conlleva», apunta Calzada.

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