Se las conoce como adicciones conductuales. No hay una sustancia concreta a la que engancharse, como ocurre con las drogas, pero sí se produce en la persona una dependencia similar a la provocada por la ingesta de estupefacientes. La adicción conductual se ha hecho más visible en una sociedad rendida al uso de las nuevas tecnologías, donde la adicción al juego ha encontrado un nuevo filón.

El ordenador o los teléfonos inteligentes son la herramienta, como lo es la jeringuilla para el adicto a la heroína o el bar para el alcohólico. Así que el origen del problema de estas adicciones modernas provocadas por las nuevas tecnologías no está en esos aparatos que nos hacen la vida más fácil, sino en el contenido que corre por ellos o las infinitas posibilidades que nos ofrece la red. Así lo afirma Ignacio Busarte, psiquiatra y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD).

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