Nota: artículo original publicado en drogues.gencat.cat

La publicación del artículo coincide con la difusión del video «¿Es sana esta «copita de vino?» diaria?» de Julio Basulto. Nos da claves para interpretar los estudios sobre el publicitado efecto beneficioso del consumo de alcohol.

La asociación entre el consumo de alcohol y las enfermedades cardiovasculares sigue de actualidad médico-científica y social: Association between clinically recorded alcohol consumption and initial presentation of 12 cardiovascular diseases: population based cohort study using linked health records.

Los autores han investigado la presentación inicial de 12 enfermedades cardíacas, cerebrovasculares, abdominales o vasculares periféricas en cinco categorías de consumo de alcohol. Se trata de un estudio de cohorte poblacional de registros médicos electrónicos durante 6 años.

No consumir alcohol se asoció con un mayor riesgo de angina, infarto de miocardio, muerte coronaria súbita, insuficiencia cardíaca, aneurisma aórtico abdominal en comparación con el consumo moderado (cuantificación diaria semanal por debajo del criterio de consumo de riesgo).

El consumo de bebidas alcohólicas por encima de límites de riesgo confirió un mayor riesgo de presentar una muerte coronaria súbita, insuficiencia cardíaca, paro cardiaco, ataque isquémico transitorio, accidente cerebrovascular isquémico, ictus hemorrágico y enfermedad arterial periférica, pero menor riesgo de infarto de miocardio o angina estable.

Los autores concluyen que existen asociaciones heterogéneas entre el nivel de consumo de alcohol y la presentación inicial de las enfermedades cardiovasculares. Esto tiene implicaciones sobre que decirle a los pacientes sobre el tema, que comunicar desde la salud pública, y que es necesario matizar mucho cuando hablamos del papel del alcohol en la prevención de enfermedades cardiovasculares. La controversia está servida.

Los autores mencionan en la discusión los estudios publicados que no han encontrado efecto protector cardiovascular del consumo de alcohol, y nos sugieren directrices para enfocar los resultados obtenidos.

Desde luego si eres un consumidor por encima del límite de consumo de riesgo la mejor opción es reducir consumo hasta límites de «menor riesgo». Si eres no consumidor nos dicen que tengas en cuenta que hay otras formas de reducir la enfermedad cardiovascular como dejar de fumar o el ejercicio físico antes que empezar a tomar alcohol. Y que si piensas en empezar a beber alcohol para prevenir enfermedad vascular debes tener en cuenta que el alcohol causa adicción, enfermedades hepáticas y cáncer (y muchas más enfermedades, conductas de riesgo y daños a terceros). Por último, desde el punto de vista de la salud pública, que el consumo moderado no está universalmente asociado con un menor riesgo de todas las afecciones cardiovasculares apoya la decisión de no incorporar los aparentes efectos protectores del consumo de alcohol en las enfermedades cardiovasculares desde la perspectiva de la Salud Pública.