Lejos de ser uno de los momentos más placenteros del día, meterse en la cama y tener que conciliar el sueño es una verdadera agonía para alrededor de 94.000 guipuzcoanos que pasan largas horas en vela durante la noche.

Pero el problema, al margen del propio insomnio, es que los hipnóticos y sedantes se han erigido erróneamente como la solución rápida y sencilla a un problema que tiene un fondo mucho mayor. Y si algo preocupa a los expertos, tanto o más que la incidencia que pueda tener el propio trastorno, es el «abuso» a la hora de recetar estos fármacos que no hacen sino enmascarar el problema de base y generar otros como la adicción derivada de un consumo prolongado y desmedido.

Es por ello que consideran que este desorden del sueño precisa mayor atención, estudios y estadísticas que muestren una radiografía fiable para combatirlo, y una definición correcta del paciente para reducir los falsos diagnósticos que se producen.

Determinar cuántas personas padecen esta alteración es complicado, aunque se estima que la prevalencia del insomnio se ha duplicado en las dos últimas décadas. No existen estadísticas actualizadas, pero la afección a un 6% de la población que indicaba un informe elaborado a nivel estatal en los años 90 ha pasado a representar el 12-15%, según otro estudio más reciente realizado en países europeos. «Y la dinámica -en Gipuzkoa- es similar», indica Juan José Poza, médico adjunto de Neurología del Hospital Universitario Donostia y Onkologikoa Logic.

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