La industria tabacalera es consciente desde 1960 de la adicción que la nicotina provoca en el consumidor. Sin embargo, no fue hasta el año 2000, tras décadas de negación pública, cuando la compañía Philip Morris admitió que esta sustancia es uno de los principales factores causantes de la dependencia de los fumadores, tal y como alertaban las autoridades sanitarias. Sin embargo, la empresa poseía mucha más información científica sobre el complejo fenómeno de la adicción al tabaco y supo cómo aprovecharla.

Según un nuevo estudio publicado esta semana en PLOS Medicine, a partir del año 2000 la compañía comenzó a promocionar productos bajos en nicotina. Simultáneamente, también creó campañas de publicidad y políticas que alentaban a comenzar o a seguir fumando. Y lo hizo porque conocía bien las demás claves de la dependencia al cigarrillo.

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