Investigadores de la Universidad de Western , en Ontario, Canadá, han demostrado que el recuerdo de eventos traumáticos aumenta los efectos gratificantes de la morfina, arrojando luz sobre el vínculo neurobiológico entre el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y la adicción a los opiáceos.

El profesor Steven Laviolette, de la Escuela de Medicina y Odontología Schulich de Western , dice que la investigación tuvo como objetivo encontrar el mecanismo neuronal subyacente que podría ayudar a explicar por qué casi el 60 por ciento de los que sufren de trastorno de estrés postraumático también tienen problemas de adicción.

Laviolette y su equipo demostraron en un estudio publicado en la edición digital de ‘JNeurosci’  que los receptores de dopamina en la corteza prefrontal del cerebro probablemente desempeñan un papel debido a su participación tanto en la memoria traumática como en la vulnerabilidad a la adicción. Los investigadores se centraron en dos receptores de dopamina en la corteza prefrontal, D1 y D4.

«Lo que estábamos tratando de encontrar es un mecanismo para explicar por qué el recuerdo de eventos traumáticos, como lo que se ve en el trastorno de estrés postraumático, hace que algunos sean más vulnerables a los efectos adictivos de medicamentos como los opioides», dice Laviolette.

Señales anormales de dopamina en el cerebro

Utilizando un modelo de roedor, los investigadores encontraron que, si estimulaban los receptores D4, hacían que un recuerdo normalmente no traumático se volviera emocionalmente destacable o traumático, lo que también llevaba a una mayor preferencia por la morfina. También mostraron que, si bloqueaban el receptor D1, detenían el recuerdo traumático de la memoria y disminuían el efecto gratificante de la morfina.

Los resultados sugieren que las señales anormales de dopamina en la corteza prefrontal pueden ser la base de la capacidad de los recuerdos traumáticos para predisponer a las personas a la adicción al aumentar su sensibilidad a los efectos gratificantes de las drogas como los opioides.

«El principal hallazgo es que los receptores D1 y D4 controlan de forma independiente tanto el impacto del recuerdo del evento traumático como la forma en que modula la mayor vulnerabilidad a la adicción a los opioides –dice Laviolette–. Así que, incluso si has pasado por la experiencia traumática, si puedes bloquear el recuerdo, puedes bloquear simultáneamente la mayor vulnerabilidad a la adicción».

Los investigadores esperan que esto aporte una nueva esperanza a los pacientes con TEPT al proporcionar un objetivo clínico que ayudaría no solo a reprimir los recuerdos traumáticos, sino también a eliminar su vulnerabilidad a la adicción.

Nota: artículo publicado en infosalus.com