A cambio, el consumo de alucinógenos gana adeptos y vuelven a estar de moda entre los más jóvenes los «tripis» y el LSD (ácido lisérgico). Un aumento nada discreto dado que su consumo prácticamente se duplica entre los menores de edad a partir de los 14 años.

Así, y según los datos de la encuesta regional realizada por el Instituto de Estudios de Alcohol y Drogas de la Universidad de Valladolid para la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, el consumo de drogas ilegales se ha disparado en los últimos cuatro años, el estudio recoge los datos del 2004.

Entre los 14 y los 18 años, el 5 por ciento de los jóvenes ha probado alguna vez en su vida los alucinógenos, un porcentaje que no subía del 3 por ciento en el 2000. El 3,9 por ciento los ha consumido en los últimos doce meses (1,9 por ciento hace cuatro años) y el 1,6 por ciento en los últimos treinta días (0,7 por ciento era el porcentaje del 2000).

Ansiedad, alucinaciones que producen miedo, delirio paranoide, visión borrosa, pupilas dilatadas y temblores son los síntomas por el consumo del LSD que recoge la literatura al respecto. Aunque la opción de los alucinógenos se presenta, como ya ocurriera desde 1997, de forma ocasional, supone, según los expertos, una puerta más de entrada, como ocurre fundamentalmente con el cannabis, y una «moda» preocupante mucho más frecuente entre los hombres que entre las mujeres. La encuesta de la Junta también constata que las mayores frecuencias de su consumo se encuentran entre los 14 y los 39 años.

En Cataluña o Madrid, los profesionales ya trabajan con jóvenes que buscan una fuente más barata y novedosa, la de las setas alucinógenas que, aunque en Castilla y León todavía no se han detectado casos, no se descarta que hagan su aparición. La dependencia de los alucinógenos es psicológica. Su peligro radica en que pueden ocasionar un «mal viaje» y en que deterioran.

Cannabis

No obstante, el cánnabis sigue siendo la droga más frecuentemente consumida y está presente, casi siempre, en la lista de los policonsumidores. El 44,2 por ciento de los menores de entre 14 y 18 años la ha probado alguna vez, cuando en el 2000 solo lo había hecho el 28,9 por ciento. El incremento es también llamativo entre los consumidores más habituales, mientras hace cuatro años solo el 17 por ciento fumaba porros, el pasado año la cifra ascendía al 24,3 por ciento.

Además, los jóvenes cada vez perciben como menos peligroso el consumo ocasional de hachís y solo el 31,8 por ciento lo perciben de tal manera. En el 2000, el 42,3 por ciento estimaba que probarlo lo era. Sin embargo, hacer de la marihuana un hábito es valorado por el 76,1 por ciento como peligroso, un 1 por ciento más que hace cuatro años.

La cocaína vuelve a ser la segunda droga más frecuentemente consumida. Así, el 5,5 por ciento de los menores con más de 14 años la ha probado en alguna ocasión y el 2,3 por ciento en el último mes. También las anfetaminas registran un incremento pero más ligero y la frecuencia de consumo de éxtasis se ha reducido. Menos frecuentes son los opiáceos y se observa una tendencia significativamente descendente de la frecuencia; aunque su consumo en «alguna ocasión», del 1 por ciento frente al 0,7 por ciento del 2000, ha roto la tendencia a la baja.

La encuesta, que se ha realizado con población escolar y general, también detecta que el uso de tranquilizantes y de inhalables ha crecido. En cuanto a la edad de inicio, la media más temprana es la del consumo de alucinógenos e inhalables que ronda los 17 años aunque a partir de los 14 se inician los contactos con las drogas.

Los datos también demuestran lo fácil que es el acceso a las drogas, al 55,5 por ciento de los encuestados les han ofrecido drogas en alguna ocasión. Entre los 14 y los 19 años el porcentaje sube al 75 por ciento.